Año 1923
Gipuzkoa, y más especialmente Donostia-San Sebastián, se convirtió en un refugio temporal de importantes fortunas que huyeron de aquellas naciones que entraron en conflicto durante la Gran Guerra (Primera Guerra Mundial). Finalizada la batalla, las consecuencias económicas también se hicieron notar en el País Vasco, a pesar de su neutralidad bélica.
Felipe de Azcona toma posesión de la alcaldía de Donostia en abril de 1922. Uno de los primeros proyectos será recuperar la próspera situación económica y turística de etapas anteriores. Para ello organiza en septiembre la I Feria de Muestras de San Sebastián con un resultado satisfactorio.
Para la segunda edición, la de 1923, Azcona incorpora la internacionalización de los stands y construye un pabellón dedicado exclusivamente al automóvil. Convence a la Comisión Gestora de la Feria para introducir un acontecimiento estrella y de moda en Europa: la Gran Semana Automovilista. El programa estará compuesto por seis carreras de velocidad con carácter europeo en un circuito urbano.
El recorrido de los 17.815 metros comienza en Oria para bordear el monte Buruntza por Andoain y Urnieta, continuando por Hernani, Galarreta, Rekalde e Irubide, hasta llegar de nuevo a la recta de Oria una vez atravesadas las estrechas calles de Lasarte.
Seis carreras anunciadas, los pilotos en la ciudad y los espectadores impacientes hasta que el lunes 23 de julio de 1923 a las 8,30 horas se da la salida a la primera carrera.
La afluencia de espectadores y el éxito deportivo resultan extraordinarios. Sin embargo, no alcanza el presupuesto para pagar los premios a los corredores. Este hecho llega a oídos de la Asociación Internacional de Automóviles Clubs Reconocidos (AIACR), hoy la FIA, que está a punto de declarar a San Sebastián insolvente e inhabilitar a esta ciudad y a España para organizar competiciones de carácter internacional.
Para evitar esta decisión se adoptan dos determinaciones. La primera abonar los premios a los pilotos perjudicados, cosa que se consigue del ayuntamiento de San Sebastián, y la segunda constituir un club automovilista independiente del cabildo que se responsabiliza de futuras organizaciones.